El montañismo chileno tiene una historia relacionada con los Himalayas desde 1979, cuando una expedición nacional hizo cumbre en el Gasherbrum II. Desde entonces se ha llegado a la cima de 13 de los ochomiles, restando el Shisha Pangma.
En 1999, Cristina Prieto se transformó en la primera chilena en subir un ochomil: El Cho Oyu. Dos años tuvieron que pasar, para que Patricia Soto, fuera la primera nacional en llegar a la cumbre del Everest.
Siete son las chilenas que han llegado a la cumbre de un ochomil, la última de ellas en la temporada post monzón de este año.
Crishtal Ríos, santiaguina de 30 años, hizo cumbre en el Manaslu, la octava montaña más alta del mundo con 8.163 msnm. y que fuera ascendida por primera vez el 9 de mayo de 1956 por los japoneses Toshio Imanishi y Gyalzen Norbu.
«Viví mi niñez y adolescencia en la comuna de La Pintana, me siento orgullosa de mi origen. A los 20 años me cambié a vivir a Santiago Centro para ahorrar tiempo, porque gastaba muchas horas en transporte colectivo, la Usach queda en Estación Central y mi trabajo quedaba en Las Condes, luego en las noches tenía que regresar a La Pintana muy tarde, y levantarme muy temprano en la mañana para hacer el mismo recorrido y cumplir horarios, entonces perdía muchas horas y no me alcanzaba el tiempo».
«Luego hace un año y medio me cambié a Las Condes, cuando nos enteramos de la enfermedad de mi hermana menor que nos pegó fuerte en lo emocional, económico y para estar más cerca, porque mi mamá vive aquí hace años con mis dos hermanas pequeñas. Mi madre siempre ha sido trabajadora y es la que me ha apoyado siempre en mis proyectos y me ha motivado a seguir mis sueños, al igual que mi hermana Francia, ellas tienen toda mi admiración. Actualmente vivo aquí en Las Condes».
«Tengo mucho cariño por La Pintana y buenos recuerdos de ahí, porque es mi origen. Conocí mucha gente esforzada, gente buena y el entorno me hizo aprender muchas cosas, es un orgullo», afirma, mientras recuerda haber tenido una bella niñez: «Viví una infancia feliz pero también hubo mucho sacrificio de por medio. Yo quería ser Contador Auditor y a los 11 años conocí el negocio de la contabilidad, gracias a mi padre que es Contador, y comencé a trabajar con él en trabajos pequeños donde aprendí bastante. Quería ir a la universidad, pero no tenía dinero entonces di la PSU, me habían rechazado las becas y no tenía un aval así que me di cuenta de mi única opción era estudiar y trabajar al mismo tiempo», recuerda.
A los 17 años comenzó a trabajar en contabilidad (con su título de contador técnico del colegio) en una empresa Outsourcing chilena que atendía solo a inversionistas extranjeros. Después de un par de años un cliente de ellos, que era una corporación estadounidense, le ofreció contratarla y finalmente se quedó ejerciendo en el rubro de finanzas con ellos durante 11 años.
«Estudié Contador Público y Auditor en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) mientras trabajaba al mismo tiempo en esa empresa. Fue un camino duro porque la universidad es estricta y porque la empresa era de telecomunicaciones y en Chile el negocio de las telecomunicaciones tuvo un crecimiento rápido y significativo», añade la montañista.
Su acercamiento a la montaña
A Crishtal desde pequeña le gustó hacer deporte. Fue participe permanente de los talleres deportivos del colegio. Ya cursando estudios universitarios se acercó al running e ir a carreras de 5K y 10K que organizaban en Santiago, esto sumado a los años que lleva yendo al gimnasio, ya que le encanta el entrenamiento funcional y el fitness.
«El montañismo lo conocí recién el 2014. Fui a una actividad de Team Building del trabajo, y me enamoré de la naturaleza. Luego de eso, hice trekking y montaña en Santiago por dos años, y en el 2016, decidí que quería hacerlo más profesional, entonces comencé a tomar muchos cursos de montaña de todo tipo. Me había gustado tanto que quería aprender más de este hermoso deporte, tener más autonomía y estar más segura en montaña. Luego participé en varias expediciones donde en terreno aprendí mucho también y me gustó el montañismo de altitud».
¿Cómo surge la idea de ir al Manaslu?
«Me gusta leer. Tenía muchas ganas de conocer el Himalaya porque había leído algunos libros que hablaban del lugar y además porque quería conocer las montañas de la cordillera más alta del planeta, conocer la cultura nepalí y budista que tanto me llamaban la atención. En el 2019 me propuse trabajar por ese sueño y tomar acción. En esa programación de mi meta fue que decidí hacer el ascenso al Manaslu que es la octava montaña más alta del mundo».
«Enmarcado en ese sueño, comencé a entrenar en el Norte de Chile en Alta Montaña».
El sueño cumplido: Los Himalayas
En el 2021 Crishtal cumplió su meta y fue a Los Himalayas por primera vez, consiguiendo su primer seismil en Lobuche Peak (6.119 msnm). «Me acuerdo de que estaba atacando cumbre de noche y casi llegando a la cima, sucedió algo increíble que me hizo llorar de la emoción: salió el Sol, el cielo pasó de estar oscuro a estar celeste con rosado y púrpura, y se veían las montañas gigantes, nevadas e imponentes, vi el Everest iluminado y era todo más increíble que cualquier foto. Fue como si alguien hubiese encendido la luz para mostrarme esta sorpresa».
En marzo de 2022 regresó a Los Himalayas, sumando su segundo seismil al subir el Island Peak (6.160 msnm). Ese mismo mes fue parte de una expedición al Ama Dablam (6.812 msnm), dónde también señala haberlo pasado increíble.
«Ama Dablam es conocida como la montaña más técnica porque tiene mucha escalada en roca y hielo, un glaciar colgante intimidante justo debajo de la cumbre y una ruta vertical con terreno mixto muy expuesto. Había ido fuera de temporada para encontrar menos gente en ruta y por esto el clima no estaba tan estable. Esa expedición tiene un sentido muy especial para mí porque puse a prueba todas mis habilidades de montañista, porque conocí el espíritu de la montaña y porque aprendí muchas cosas nuevas».
«Recuerdo que nevó mucho en los campos altos y había mucho viento, pero luego que las condiciones mejoraron pusimos en marcha el plan para intentar la cima. 500 metros antes de la cumbre, más menos a unos 6.300 msnm, vimos que había mucho riesgo por las condiciones de la montaña que se acentuaban más por lo vertical de la ruta (riesgo de desprendimiento de roca, nieve, serac, etc.). No pudimos avanzar, instalando la cuerda porque el viento y la nieve estaban muy fuertes y caían muchas rocas con hielo. Entonces, cuando vimos esto, sabíamos que si continuábamos íbamos a morir. Seguimos 200 metros más y finalmente llegamos sólo a los 6500 msnm donde nos detuvimos unos minutos a planificar y finalmente decidimos regresar a campo base. No hubo más ventanas de buen clima en el futuro por lo que dimos por terminada la expedición».
«En la montaña hay que ser objetivos, tomar decisiones inteligentes y minimizar los riesgos y esta vez fue una de ellas. Las expediciones no siempre son exitosas por hacer cumbre sino por todo el proceso y por llegar a salvo a casa. Para mí fue una expedición exitosa porque me quedé con una gran experiencia en montaña técnica y porque conocí la montaña más hermosa que he visto en mi vida».
Todo por un sueño
Llegó septiembre de 2022, la temporada que Crishtal había elegido para ir a Manaslu. «Antes de la expedición hubo muchas trabas. Primero, en mi trabajo de finanzas no me permitían salir de vacaciones porque estábamos en época de presupuestos, yo necesitaba un mes completo como mínimo para estar en la expedición. Finalmente, no conseguí el permiso laboral y decidí renunciar a la empresa donde llevaba trabajando 13 años continuos, lo dejé todo por Manaslu. Dejé mi trabajo, mi departamento y me fui»
«La expedición era costosa y meses antes había trabajado muy duro en hacer dinero. Tenía varios trabajos. Recibía el salario de esta empresa donde trabajaba tiempo completo y adicional me puse a trabajar en otras asesorías externas con mi empresa independiente los fines de semana haciendo auditorias, asesorías financieras, etc. Era agotador trabajar tanto y darme tiempo para entrenar, pero necesitaba dinero para financiar la expedición así que lo hice sin rendirme.
La principal motivación
Todo iba bien encaminado para que Crishtal viajara a tratar de coronar su primer ochomil, que tanto anhelaba, pero a solo 90 días sucedió algo que casi la hace abandonar su sueño.
«Tres meses antes de tomar el avión hacia Nepal, mi hermana de 18 años estuvo a punto de morir en casa. Se había intoxicado por insuficiencia renal en etapa terminal y necesitaba un trasplante de riñón urgente. Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos y logramos salvar su vida. Ella es todo para mí, y ese episodio tan fuerte, me hizo un clic en la cabeza y valorar mucho más la vida que antes. Entendí que la muerte podría llegar mañana, y me di cuenta de que yo no estaba haciendo realmente lo que me apasionaba. Esto también contribuyó a que lo dejara todo para dedicarme al montañismo, mi verdadera pasión».
«Recuerdo mi hermana estaba mal, el asunto del trasplante era mucho más largo de lo que pensábamos, y los doctores le dieron la noticia de que debía permanecer visitando el hospital mínimo un año en tratamiento de diálisis. Pensé en abandonar la expedición porque estaba todo muy encima, mi hermana aun muy mal y yo no pude terminar mi programa de entrenamiento porque la mayor parte del tiempo estaba en el hospital o trabajando. Yo tenía mucha pena por mi hermana, estaba emocionalmente mal, pero llegando septiembre, mi familia me alentó a ir a la expedición ya que solo los médicos podían ayudarla. Además, no necesitaba entrenar tanto los últimos meses porque mi estilo de vida había contemplado un entrenamiento para Manaslu desde el 2019».
«Finalmente, decidí ir, pero entendí que yo también podía ayudarla, ¿cómo? animándola a luchar por su vida sin rendirse y mostrarle que uno puede cumplir sus sueños si luchas con fuerza. Ella tenía que elegir entre seguir el tratamiento y esperar el trasplante con perseverancia o morir sin hacer nada».
«Entonces, se me ocurrió que el Manaslu tendría un sentido adicional y muy especial para mí, que era dar un mensaje a mi hermana desde la cumbre. Tomé mi bandera chilena y una bandera amarilla donde decía “Fernanda. Esta cumbre es para ti. No te rindas. Te amo”. Finalmente este problema se convirtió en una gran inspiración para mí, llegar a cumbre y poner esa bandera en la cima».
Manos a la obra
Uno de los momentos importantes en una expedición es elegir al operador y organizar la logística, lo que no fue mayor problema para Crishtal, porque tenía la experiencia de sus visitas anteriores a Los Himalayas, lo que le permitió acceder a buenos precios. «Siempre busco pagar lo menos posible y contratar lo menos que se pueda para reducir costos, los permisos del gobierno son lo más caro y es por eso que las expediciones tienen un alto valor, y en mi caso me gusta ir con un guía de montaña local, al menos 1 para 4 personas y si no, uno particular ya que es el guía de montaña quien va a avisar el rescate en caso de que suceda algo. Pienso en mi familia’.
Ya estando en el Campo Base, ¿Con qué te encontraste? Pregunto porque entiendo fue una temporada bien especial por las condiciones del cerro
«Cuando llegué al campo base hubo muchas cosas que me impresionaron:
Primero, el tema del clima, porque la isoterma cero estaba muy alta, y eso hacía que estuviera lloviendo en el campo base a los 4.895 msnm. Yo esperaba nieve a esa altura, pero no, la nieve estaba recién en el campo uno (5.800 msnm). El clima estuvo inestable todo el tiempo, y fue un real desafío para la programación de la expedición, porque costaba encontrar un buen conjunto de días para hacer las aclimataciones e intento de cumbre. Me acuerdo que en la rotación tuvimos que partir con lluvia desde los 4 mil, y en el camino te ibas mojando completamente, pero cuando llegabas al campo uno de 5.800 metros, estaba nevando, entonces como llegabas todo mojado y con la mochila mojada el frío era más intenso, pero había que avanzar con la aclimatación así es que no había otra opción».
«Los montañistas locales que conocían muy bien la montaña decían que este año el Manaslu había cambiado mucho en cuanto al clima, y eso hacía que la dificultad propia de la montaña fuera mayor. Incrementó el riesgo de avalanchas y el viento era muy fuerte».
«Después, me di cuenta que otras expediciones, como la del Dhaulagiri u otras montañas de 7 mil metros del sector, se habían cancelado por mal clima, y luego también hubo mal clima en Lukla, por lo que no habían vuelos a Katmandú y todas las expediciones estuvieron detenidas».
«Estuve investigando que sucedió realmente con el clima de Los Himalayas, y finalmente di con un articulo que decía que estaba asociado con un frente vertex polar».
«La segunda cosa que me impresionó, fue la cantidad de montañistas presentes. No había estado nunca en una expedición tan masiva y ver tanta gente fue extraño para mí, además, que esto impactó en el camino, porque cuando yo estaba haciendo la aclimatación hubo partes de la montaña donde se hizo mucho tráfico, principalmente el camino desde campo 1 a campo 2, que era la parte más técnica entre campo base y campo 4, y con más desnivel positivo en general. Resulta que en el 2019 se publicó la noticia de que los montañistas que habían alcanzado la cumbre del Manaslu antes de ese año, no habían en realidad hecho la cumbre principal, porque la cumbre principal queda un poco mas arriba. Y con ello, algunos montañistas que habían completado los 14 ochomiles realmente no habían pisado la cumbre real del Manaslu, por lo que sus proyectos de haber completado los 14ochomiles, estarían siendo invalidados, cosa que no se ha definido. Sin embargo, en la práctica esto hizo que muchos montañistas que ya había ido fueran nuevamente, pero esta vez a intentar la real cumbre del Manaslu».
¿Cómo fue el proceso de ascenso?
«Mi grupo inició la expedición el 10 de septiembre, tomamos bus, hicimos el trekking y llegamos a campo base el 13 de septiembre. Nuestro plan era iniciar la rotación el 16 de septiembre, un día después de la ceremonia de la puja, pero la lluvia era tan intensa que decidimos esperar. La lluvia nunca paró por lo que decidimos partir con lluvia e iniciar la rotación el 18 de septiembre».
«La rotación fue increíble, mi primer encuentro con Manaslu, era todo impresionante e imponente, un lugar maravilloso. Me impresionaron las grietas y la forma de la montaña, era algo increíble».
«El 18 de septiembre llegué al campo 1 y dormí dos noches ahí a los 5.800 msnm. Al día siguiente, el 20 en la mañana, me fui temprano al campo 2, este día me encontré con mucho tráfico de escaladores, ya que la ruta era una sola y no podías adelantar a nadie solo tenías que esperar, ya que había partes donde debías escalar en hielo, y otras donde habían grietas muy largas, donde si adelantabas pasando por otro camino paralelo traía mucho riesgo. A pesar de ello, fue mi día favorito en la aclimatación, porque era verdaderamente hermoso ese tramo de la montaña y lo disfruté mucho. Llegando al campo 2 dormí esa noche ahí a los 6400 msnm, y al día siguiente, (21 de septiembre) en la mañana, me fui al campo 3 llegando hasta los 6.800 msnm. Me sentí muy bien así es que me quedé un rato disfrutando las vistas, comí algo, y decidí no dormir en el C3 porque encontré que no era necesario y decidí bajar. Había llegado temprano al campo 3, así que decidí bajar esa misma tarde al campo base, al que llegué esa misma noche».
«Estuve en el campo base un par de días esperando al resto de mis compañeros de expedición, y recuperándome de la jornada como lo hago normalmente después de aclimatar. Adicionalmente, quise descansar unos días, porque me había resfriado con la combinación de lluvia nieve. Estando en el campo base decidimos con algunos de mi grupo bajar al pueblo más cercano, Samaguan, como parte de la jornada aclimatación y proceso de recuperación. Estuvimos tres días ahí. Nos devolvimos a campo base en trekking llegando el 26 de septiembre al CB, lugar en que permanecimos esperando la ventana de buen clima (esta vez para hacer el Summit push)».
Luto en el Manaslu
«Ese mismo día 26 (estando en campo base) nos enteramos de que había ocurrido algo escalofriante que estremeció a todos, había ocurrido una gran avalancha entre el campo 3 y 4, fue la primera gran avalancha de toda la jornada, hubo muertos y varios heridos. Afortunadamente mi plan de cumbre nunca contempló esas fechas, por lo que nunca estuve en la montaña cuando ocurrió esto, solo estuve en el campo base cuando sucedió. Creo que decidir ir al pueblo Samaguan me salvó de presenciar esto desde más cerca. Me sentí afortunada por no estar ahí, pero al mismo tiempo apenada por los acontecimientos ya que a pesar de no estar físicamente en el campo 3 o 4, la mala noticia se vivió en toda la montaña y todos presenciamos el luto, las maniobras de rescate, vimos los heridos y el rescate de los muertos. Es un golpe emocional fuerte que debes manejar muy bien para que no te afecte tanto. Además, que durante la jornada de aclimatación vi a esas personas que murieron, vi a Hilary Nelson con su esposo Jim en el campo 3 cuando estaban aclimatando sobre sus ski, y ver que murió una persona que estuvo al lado tuyo haciendo montañismo, se siente triste».
«Desde ese momento todo fue diferente para los montañistas presentes, la montaña nos recordaba donde estábamos parados y nos hizo replantearnos a todos el estar ahí. Muchos tuvieron miedo, otros decidieron no regresar, otros que eran padres o madres, decidieron regresar con su familia sin hacer un intento de cumbre para no correr riesgo, y otros, optaron por quedarse y continuar con la expedición. Yo elegí lo último».
«Antes de ir a una expedición, en la etapa de planificación, uno se entera de los riesgos propio de cada montaña. Y uno decide correr el riesgo de morir, en el momento exacto desde que uno decide ir. Obviamente nadie quiere morir y uno intenta hacer una buena planificación, actualizando el clima todos los días según forecast, y reevaluando cada uno de los puntos del plan de expedición para gestionar el riesgo de la mejor forma y reducirlo al máximo».
«Manaslu es conocida por tener normalmente ese riesgo de avalancha alto, sin embargo este año ese riesgo fue más alto que las temporadas anteriores, solo por las condiciones del clima, por lo que sabía que había que evaluarlo minuciosamente antes de cualquier paso».
El Summit Push
«El 28 de septiembre inicié mi Summit push, estudiamos mucho el clima y encontramos una ventana muy buena, donde no había riesgo de avalancha alto, porque el clima estaba estable sin nevada durante cinco días, y el viento era más bajo que los días anteriores. Entonces, hicimos un plan de cumbre para esos días: 28 de septiembre al 1 de octubre, más un día extra. Fuimos evaluando esta posición en cada paso, cada día, y en cada campamento. No quise asumir riesgos altos y si algo salía fuera del plan iba a bajar».
«Comencé el ascenso desde el campo base al campo 1, dormí una noche a los 5800 metros. Luego del campo 1, en lugar de irme al campo 2, (6.400 msnm) me fui directo al campo 3 (6.800 msnm) llegando a ese lugar el 29 de septiembre. Esto fue excelente porque gané tiempo y me quedaron más días extras de buen clima. Me sentí excelente durante todo el ascenso y el clima estaba bien, tal como lo indicó forecast. No llegué muy tarde al campo 3, por lo que decidí que ese mismo día en la noche iba a hacer mi ataque de cumbre, me sentía bien».
«Una hora antes de partir, cambié los planes porque a pesar de que me sentía bien, pensé bien las cosas y me di cuenta que si me iba ese mismo día, estaría haciendo la cumbre directamente desde el campo 1 sin descanso y eso me podía jugar en contra, quizás me podía quedar sin energía en caso de que pasara algo más arriba, así que preferí quedarme una noche durmiendo en el campo 3, comer, descansar y partir a cumbre el día siguiente. Esa noche el clima se comportó estable, no hubo nevada y todo estaba marchando según el plan».
«Me levanté al día siguiente, el 30 de septiembre, feliz porque había llegado el día de cumbre, el clima estaba frío pero estable, corría mucho viento, pero se veía el sol. Miramos nuevamente el Forecast y se mantuvo la ventana de buen clima por lo que decidí subir. Inicié el ataque de cumbre el 30 de septiembre a las 18:00 hrs. Pasé por el lugar donde había ocurrido la gran avalancha, la nieve estaba compacta, el clima seguía estable como lo indicó Forecast pero con mucho viento».
«La idea inicial era llegar al campo 4 (7,400 msnm) y descansar antes de ir a la cumbre (8.163 msnm) así era lo que tenía en mente».
«Seguí subiendo, el lugar era impresionante, rodeada de montañas, hielo, nieve, un paraíso blanco impactante. Corría mucho viento y hacia frío, pero para no sentir el frío extremo, yo iba a mi ritmo constante sin detenerme nunca».
«Algunos metros antes de llegar al campo 4 (donde había que detenerse y descansar en el campamento según plan) evalué nuevamente mi plan. Me sentía muy bien, el clima estaba estable y yo no quería enfriarme así que decidí continuar sin parar. Finalmente, no me detuve en el campo 4 y seguí directo a la cumbre. Esta fue una de las buenas decisiones que tomé ya que aproveché el buen clima y estado físico que tuve en ese momento».
«Mi cordada era un guía de montaña local, estábamos los dos solos en la inmensidad de la montaña, estábamos encordados, porque no había cuerda fija sobre el campo 4, pasando por el hielo y los caminos de una larga y hermosa montaña. Alrededor no se veía gente, cada cordada iba a su propio ritmo, por lo que no me tocó ver gente en el camino. Había mucho viento y hacia frio extremo e intenté cubrirme la cara lo mas posible para no quemarme».
«En la zona de la muerte (desde 7500 msnm) comencé a usar oxígeno suplementario, yo quería usarlo porque era mi primer ochomil, y no conocía mi cuerpo a esa altitud. Me costó adaptarme a la máscara, porque estaba congestionada por el resfriado, y me la tenía que sacar a cada rato para sonarme, pero intenté usarla de la manera correcta lo que más pude».
«Continué subiendo, fueron varios tramos largos de subida hasta que llegó el amanecer, se iluminó todo y hubo más viento, un viento más fuerte, pero la montaña me seguía recibiendo con los brazos abiertos mostrándome su grandeza y su belleza única».
«Seguí subiendo sin parar, hasta que en un momento vi que la cumbre se veía desde lejos, hermosa, iluminada y fue cuando sentí mucha emoción. Continué mi camino hasta que llegué a la última parte donde había que subir el tramo final antes de llegar a la cumbre, y fue ahí, cuando sentí una emoción gigante porque sabía que en una hora más estaría ahí arriba. Lloré de la emoción y di gracias a la montaña y a Dios por permitirme estar ahí. Ver la cumbre me dio mucha más energía, así que continué a mi ritmo sin parar para no enfriarme. Vimos en ese filo sólo a dos grupos de escaladores que iban subiendo y no vimos a nadie más hasta la bajada. Me acordé de mis dos banderas (la bandera chilena y la bandera amarilla para mi hermana) y subí emocionada pensando en mi misión».
«Llegué a la cumbre antigua y era hermosa, luego de eso había que pasar por un paso muy expuesto, con mucho viento, subir una pared de nieve y hielo, donde se veía un acantilado hacia abajo muy peligroso. Unos pocos metros más hacia arriba estaba la cumbre principal o a la que le llaman la cumbre real».
«Llegué a la cumbre principal a las 7 de la mañana del 1 de octubre. Había mucho viento, tanto que costaba abrir los ojos y mantenerse en pie estable. Fue una emoción tan grande, miré en 360 grados como se veía todo y era impresionante. Me sentí en el paraíso, solo tenía emoción y felicidad. Pensé en mi hermana, saqué mis banderas y mi celular para tomar fotos, mi celular se había apagado por el frio, se congeló, por lo que le pedí a mi cordada que me tomara la foto. Intenté abrir las banderas y el viento no me dejaba, hasta que después de varios intentos salió la foto con la bandera estirada. Puse mis dos banderas, mi bandera chilena representando a mi país y puse el mensaje en la cumbre del Manaslu “Fernanda. Esta cumbre es para ti. No te rindas. Te amo”. Fue increíble».
Trece horas tomó Crishtal desde su salida del campo 3 hasta la cumbre. «Me enteré según “The Himalayan Database” que fui la primera persona chilena en pisar la cumbre principal del Manaslu y que fui la primera mujer chilena en llegar a la cumbre del Manaslu (8.163msnm). Fue un orgullo representar a Chile en el montañismo internacional del Himalaya».
«Creo que la clave de mi expedición fue la paciencia, porque no forzamos nada y supimos esperar. No fuimos parte de la competitividad entre montañistas, solo disfrutamos cada momento, sabíamos que no lograr la cumbre era una opción por lo que nos relajamos en ese sentido. Fuimos pacientes, esperamos después de que nevó para no involucrarnos en las avalanchas, esperamos el mejor clima sin nieve y con el menor viento posible y descansamos bien para cuando llegara ese momento estuviéramos con la mayor energía».
«Mi grupo era de 11 personas, nos dividimos en cordadas de 2 a 3 personas y cada uno fue a su ritmo en la montaña, no subimos todos juntos, pero apostamos por la misma fecha para cumbre. Mi cordada era de 2 (yo y el guía). De las 11 personas 9 hicieron cumbre».
El descenso con algunos imprevistos
«Hice la cumbre el 1 de octubre, comencé a descender llegando al campo 3 temprano. El clima estuvo estable todo el día. Quería bajar al campo base el mismo día, para permanecer el menor tiempo posible allí arriba y no arriesgarme a un cambio de clima, ya había pasado 4 días de buen clima y era algo que podía pasar porque es normal que el tiempo cambie siempre. Estuve en el campo 3 preparándome para el descenso en un día desde cumbre a campo base, pero me sentí cansada porque el tramo desde cumbre a campo 3 era bastante largo, recordé todo el camino de bajada de campo 3 hacia abajo, algunos rapeles largos y preferí descansar en la tarde ahí, porque cualquier error en la bajada podía ser peligroso. Descansé una noche en el campo 3 con la intención de al día siguiente irme a campo base bien temprano».
«Estaba en la noche del campo 3 cuando empezó mucho viento y empezó a nevar, el clima había cambiado. Fue entonces que pensé que si seguía nevando iba a ser peligroso por las avalanchas. Me levanté temprano para bajar, desperté a mi cordada para que nos fuéramos juntos y partimos los dos solos. Realmente había nevado mucho, no había huella, no se veía el camino, no se veían las cuerdas fijas que anunciaban las grietas. Comenzamos a abrir huella y al cabo de unos 30 minutos decidí esperar para irnos en grupo para unir fuerzas, porque era agotador abrir huella. Otros dos escaladores comenzaron a abrir y se fueron intercambiando. Hasta que otros dos escaladores abrieron casi todo el tramo. Era verdaderamente difícil abrir huella y comenzó a hacerse tráfico, y entonces me percaté que posiblemente nos caería una avalancha porque estábamos parados esperando la huella para avanzar o nuestro turno para hacer rapel. Y así fue. Estábamos en el campo 2 camino al campo 1, cuando nos alcanzó una avalancha. La avalancha me cubrió completamente el cuerpo, la nieve vino con fuerzas y sentí mi cuerpo muy presionado con la nieve, habían al menos 11 personas en el tráfico y nos arrastró a todos. Afortunadamente mi rostro no fue cubierto y me desenterré rápidamente los brazos y la mitad del cuerpo. Las piernas las tenía atrapadas entre medio de la nieve dura y los demás escaladores, como tenía mis crampones esperé a que nos desenredáramos en vez de tirar con fuerza. Escuché los gritos de ayuda diciendo auxilio y como yo tenía los brazos descubiertos comencé a ayudar a la gente que estaba a mi alrededor, los tranquilicé, busqué si había gente con la cara cubierta para desenterrarlo como prioridad, pero no vi a nadie así, solo nos cubrió el cuerpo y a otros los dio vuelta cabeza hacia abajo. En ese momento nos preocupamos de desenterrarnos y retomar el ritmo, pero sabíamos que podía venir una segunda avalancha si seguíamos detenidos ahí».
«Comenzamos a bajar más rápido, pero seguíamos sin visibilidad de la cuerda, el camino tenía grietas y estaba nublado, no era tan fácil decidir avanzar sin huella. Seguimos abriendo huella, algunos quedaron en shock, un chico después de la avalancha se cayó en una grieta y lo tuvimos que rescatar. Luego retomamos y llegamos a campo 1. Me enteré de que murió un sherpa en esa avalancha, yo nunca lo vi alrededor mío. Llegamos a campo base y recién dimensioné que me había alcanzado una avalancha, pero considerando que fue pequeña, gracias a que el terreno estaba segmentado, fuimos afortunados».
«Ese día comenzó a haber múltiples avalanchas en todo Manaslu, había gente en el campo 4 y las avalanchas continuaron ahí. Dos días después, todos dieron por terminada la temporada de expediciones en el Manaslu, el que subía después de eso definitivamente iba a morir».
Crishtal actualmente está trabajando en una empresa del rubro, en el área comercial, finanzas y participando en organizar expediciones de ochomiles, y otras montañas en África y Sudamérica, todo en la misma empresa. «Me gusta mucho. Me encanta poder combinar cosas que me apasionan en una misma empresa, el montañismo en primera instancia, las finanzas empresariales en segunda, y también incentivar a las personas a que hagan montañismo porque es tan genial, el montañismo me cambió la vida, lo amo».
«Estaré regresando a Himalayas, pero por ahora no tengo ningún proyecto definido, solo estoy haciendo lo que amo y conociendo algunas de las montañas más bonitas del mundo».