Lo que he aprendido gracias al trekking

Lo que he aprendido gracias al trekking

El otro día cumplí siete años desde que por primera vez me puse un buzo gris y una polera negra, ambos comprados para la ocasión y en los que gasté nueve mil pesos y partí al Parque Mahuida, motivado por mi amigo Víctor Garrido, para realizar un trekking.

Desde ese día han habido más de 100 salidas a algún sendero, muchos de ellos repetidos y algunos como el San Cristóbal considerados un paseo por algunos (no es mi caso) y otros que para mi han sido un enorme desafío, como el Manquehue o el Minillas, que finalmente me derrotó.

Pero de lo que quiero escribir hoy, no es de eso, sino del aprendizaje.

Víctor Garrido, Pato Vidal y Ernesto Olivares, en esas primeras salidas y también en conversaciones posteriores que se mantienen hasta el día de hoy, me han enseñado ciertos tips y claves, para mejorar mi rendimiento y desplazamiento, de los cuales estaré agradecido siempre. Pero también hay otros conocimientos que he adquirido en la observancia y quiero compartir, porque con mis fotos y reflexiones, algún día espero motivar a alguien a realizar esta hermosa actividad física al aire libre.

Es cierto, la lógica indica, que el conocimiento que debiera adquirir, va de la mano de cursos de primeros auxilios en zonas agrestes, NDR, manejo de cuerdas, escalada, etc, pero creo que lo aprendido en mi aventura outdoor, es igual de valioso en mi formación como persona.

Anticipación: Parto de la base, que soy miedoso, pero eso lo he transformado en una herramienta para preparar mis salidas. ¿Ir a un lugar que no conozco? Me anticipo y busco a dónde voy a ir. ¿Cómo es el lugar? ¿El clima? Averiguo de los peligros potenciales de la zona. Saber si hará calor, frío, lluvia, si hay cruce de estero, etc. Anticiparme, investigar. Saber con quiénes voy. ¿Tienen experiencia o hacen sus primeras armas en el senderismo? Eso puede cambiar algunas cosas que van en mi mochila, como por ejemplo ciertos elementos de mi botiquín. Dentro de lo que enmarco como el concepto de anticipación, he aprendido a saber que siempre alguien olvidará algo importante y ante eso, también trato de anticiparme, aunque no es mi misión, solucionarle el problema a otros, el llevar dos linternas frontales, por señalar algo, no me afectará en el peso de mi mochila y puede ayudar mucho a otro.

Empatía: Recuerdo un trekking específico: Fue el cuarto que hice, a la Quebrada de Macul. Lo sufrí mucho, el calor de diciembre, la mala hora en que iniciamos (mediodía), el poco líquido que llevé (creo que un litro de agua), lo transformaron en una tortura, que se tradujo en al menos unas sietes veces querer regresar sin llegar a destino y en que finalmente en la tarde tuviera que tomar un taxi, con el consiguiente costo, hasta mi casa, y con un dolor de cabeza y dolor corporal insoportable. Con el correr del tiempo, me sigo cansando, a lo mejor menos, pero donde he ganado es en seguridad, pero jamás me olvido de ese sufrimiento y por lo mismo, creo que algo importante que he aprendido a poner en práctica en cada salida, es la empatía: Ponerme en el lugar del otro, no ver como un ‘cacho’ al que va lento o cansado, sino que, darle una palabra de aliento, caminar junto a él/ella, motivar y ayudar a que lleguemos a destino y no sea una tortura. El humor a veces juega un rol fundamental. Generalmente por la misma empatía, es que disfruto más yendo al último, acompañando al que va más cansado, que yendo al medio o adelante. Lo mismo me pasa con el gozar más de ir con quien se inicia, que con quien lleva mucho tiempo.

Humor: No soy de contar chistes, los cuento fome, pero creo que en una salida, algo importante, sobretodo cuando nos alejamos de la ciudad y pasaremos una noche fuera o simplemente caminaremos en condiciones adversas, es el humor. Como no cuento chistes, mi humor es sarcástico o de situaciones y veo que suele sacar sonrisas, hasta siento que he creado un personaje, que es como de cascarrabias, que por lo mismo dice cosas chistosas. La mala vibra se contagia, y cuando me he enojado, trato de cambiar mi estado anímico inmediatamente, porque por suerte el buen humor se propaga mucho más rápido que su antagonista. Una buena terapia en las caminatas largas es cantar. Obvio que si voy en subida, no me sacan ni siquiera un hola, pero en el momento de descanso, o una pequeña parada, se transforma en una instancia, donde parte del proceso recuperativo para continuar, está el reír aunque sea un par de segundos.

Trabajo en equipo: Me cargan esas salidas, donde el más rápido agacha la cabeza, vista al suelo, y a caminar como autómata hacia adelante. Se lo respeto, pero para mi eso no es senderismo, eso es obsesionarse con llegar a un punto final y transformar la salida en una prueba más parecida a un trail running que a un trekking. Para mi salir de trekking, es todo lo contrario, es caminar lento, es sacar fotos, es maravillarse con un árbol en forma de persona, o una flor de bellos colores. ‘El camino es la meta’.

En ese contexto, valoro el trabajo en equipo y para mi, es satisfactorio cuando se realiza. Sin trabajo en equipo, pasa lo que he visto en algunas salidas, una persona, o dos devolviéndose, porque no fueron capaces de llegar y el grupo siguió adelante. O un par sentado a mitad de camino, esperando vuelva el resto que si fue capaz de seguir adelante. Como me dijo un día Ernesto Olivares, “Si me comprometo a salir contigo, eso significa ir a tu lado, no cincuenta metros más adelante”. Y ojo con la importancia de eso, si no, recordemos la muerte de una chica en el Manquehue, cuando le dijo a las amigas que siguieran y ella las alcanzaba en cinco minutos, El reencuentro fue en el velorio de la chica que quedó atrás.

¿No es más bonito llegar todos juntos al destino final gracias a un trabajo en equipo? ¿O acaso vale más llegar rápido, pero donde a veces los más novatos o débiles abandonan, porque nadie los apoyó en su tránsito a destino? Recuerdo una salida donde intentamos llegar a las Torrecillas de El Manzano, cuando en una pasada, que tenía cierto desnivel, sendero muy angosto y caída, debido a mi inseguridad inicial y mis zapatillas casi lisas, me bloquee. “No pienso seguir y me quedo sentado aquí”. Luego de unos tensos minutos, mis amigos de mi grupo ‘Subiendo Trekking’, supieron trabajar en equipo. Se sentaron a mi lado, al ver que estaba cerrado, sin decir nada, me acompañaron, hasta que comencé a serenarme. Diez minutos después, me instaron a seguir, hicieron una cadena humana, para ayudarme a superar el escollo, y así todos juntos continuamos. Algo distinto, pero que grafica el trabajo en equipo que disfruto y valoro, fue a mitad de semana en el ‘Bosque de Los Brujos’, también en El Manzano. Había barro, agua y pocas ganas de mojar las zapatillas. Entre tres hicimos lo mismo, ayudarnos a pasar para evitar el agua y el barro. ¡Trabajen en equipo! Y no habrá obstáculo que los limite.

Tolerancia: Quienes me conocen saben que soy de carácter fuerte y un poco irritable. Probablemente los años, que pucha pasan rápido, y que estas salidas me relajan, encuentro como resultado, la aparición de tolerancia en mi personalidad. No miento, a veces en mi mente igual brotan garabatos o ganas de hacer callar a alguien estando acampando o caminando, pero al menos ahora lo pienso, lo proceso y no lo digo, porque causar enojos, discusiones o peleas en una salida de varios días, no ayuda en nada. Si estamos en un lugar donde hace frío, o mucho calor, donde hay nieve, o lluvia, o algo tan simple como chaquetas amarillas, el entorno se vuelve incómodo, y a eso no podemos agregarle el factor de mal clima humano por intolerancia. Cada uno piensa distinto, siente distinto, y analiza distinto de acuerdo a muchos factores en su desarrollo como persona, por lo mismo, la tolerancia es un factor clave. No pelear nunca delante del grupo, si la situación se vuelve insostenible, llevar a esa persona a un rincón y conversarlo. Creo que todos en un trekking, tenemos que estar dispuestos a en cualquier momento transformarnos en conciliadores.

Liderazgo: Definitivamente los líderes no se hacen, se nace con esa capacidad, y si bien creo tener condiciones innatas de líder, en las salidas, siempre me someto a quien ejerza el liderazgo, siempre y cuando vea que posee las capacidades, para hacerlo, y no lo sea, simplemente por ganas. Cuando si hay un líder visible y con condiciones para ejercerlo, me me pongo bajo sus órdenes y acepto su criterio, porque en caso de una situación extrema, es importante que no haya una torre de babel donde finalmente nadie se entienda y todos quieran tomar decisiones.

Humildad: El que se cree experto, como he escuchado a personas que con suerte llevan un año, han tomado algún cursillo y han subido dos veces El Plomo, por nombrar algo, creerse casi eminencias en el montañismo, aunque suene, fuerte, están destinados a accidentarse. Humildad, no es sinónimo de miedo, de cobardía, o de falta de carácter, humildad es sinónimo de entender, que la ante la naturaleza somos pequeños y debemos enfrentarla con valentía, pero con la humildad de quien se respeta y quiere volver sano. Humildad de que siempre habrá alguien que sepa más que nosotros y humildad ante, lo más pequeño, porque hasta los más grandes en el montañismo, han muerto, por algo tan simple como un mal paso.

Juan Carlos Páez / Redactor En La Cima

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